Daniel Pérez
La Acupuntura es un método natural, ya que usa la regulación de la energía vital de la persona, para devolver así la homeostasis o equilibrio natural, llamado “armonía Yin-Yang” de la jerga de la medicina oriental.
En otras palabras, no utiliza procedimientos invasivos, agresivos, tóxicos ni provoca efectos secundarios.
Para que la Acupuntura sea efectiva, no solo es necesario conocer los puntos y sus indicaciones. Si así fuera, sería muy fácil de aprender y usar. Lo más importante es tener las habilidades necesarias para un buen diagnóstico, de tal forma que se pueda tratar lo que está mal y perturba el equilibrio normal del organismo.
Para entendernos, no son tan importantes los síntomas, que aunque molestos, son sólo las manifestaciones de la enfermedad, no la enfermedad en sí misma. Lo que se busca en un buen tratamiento de Acupuntura es restablecer la armonía de la energía (QI) y la sangre, la relación armónica entre los órganos internos del cuerpo. Una vez, que a lo largo del tratamiento, se haya restablecido el equilibrio, los síntomas irán cediendo. Estos se llama "tratar la raíz”.
En resumen, la Acupuntura potencia la capacidad curativa innata del cuerpo y la mente.
Eso no significa que no se traten también los síntomas superficiales cuando es necesario, a veces, el síntoma es tan molesto o doloroso, o tan serio que supone también una amenaza. Para estos casos, también se usa la aguja, para aliviar las manifestaciones de la enfermedad. Esto es lo que llamamos “tratar las ramas”.
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